
Esta es una pregunta que mucha gente se hace y la respuesta de muchos “profesionales” no deja de sorprenderme, por lo simplista que llega a ser. Nuevamente aclaro que no es lo mismo adiestrar, educar o modificar conductas problemáticas, entre ellas conductas de miedo y agresividad. Lo repito nuevamente ya que aunque me resulta sorprendente muchos, y no solo aficionados, no conocen bien las diferencias, y entran en debates sin sentido por no saber algo tan esencial y tan básico.
Para muchos, el problema de que un perro presente una determinada conducta es la conducta en sí misma y no el motivo u origen que la ocasiona. De esta forma tan simplista, si un niño llora, el objetivo es hacer que no llore y son válidos cualquier tipo de estrategia para conseguir ese “cambio de conducta”, de tal forma que el camino es sencillo: “si el niño llora, se le da un golpe que le genere gran dolor”, de esta forma, el niño debe aprender que si “llora” recibirá dolor por parte de su “educador”. Este niño, podrá escoger entre las siguientes opciones: escapar del agresor, enfrentarse o bien cohibir su “llanto”.
El
“profesional”, a los pocos golpes, consigue que el niño deje de llorar,
y cuelga un video en internet del antes y el después. La conducta de
“llorar” ya está solucionada, y se pone la medalla de “modificador de
conducta” en 5 minutos.
Pongo
como ejemplo a un niño, ya que quiero que el lector utilice toda la
empatía posible para intentar “sentir” que puede estar ocurriendo con
este niño, cuales son las experiencias, vivencias y emociones que está
sufriendo, porque, aunque los niños y los perros no son iguales, a nivel
emocional somos muy parecidos, y el dolor, estrés y malestar lo sufren
tanto los animales, en este caso los perros, como las personas.
Hace
años se decía que los niños no sienten dolor, o sienten mucho menos
dolor que los adultos. Hoy en día sabemos que simplemente lo procesan de
forma diferente. El dolor es un sistema del cual disponemos los humanos
al igual que los animales, y entre ellos los perros, para detectar que
algo va mal. De la misma forma, la conducta que muestran los animales,
va unida a una utilidad, a un motivo, ya que no hacen las cosas para
“jodernos”, sino para lograr algo, ya sea recursos, atención, cariño,
bienestar, etc.
Es
por ello, que si vemos a un niño llorar, lo más normal debería ser
preguntarse el porqué llora el niño, qué es lo que genera esta conducta.
De esta forma, si el niño llora porque no encuentra a su mama, la
solución sería: “encontrar a su madre”. Por lo tanto la conducta de
“lloro” estaría solucionada. Incluso iría más allá, y enseñaría al niño
estrategias para que pudiera encontrar a su madre por sí mismo en caso
de volver a extraviarse.
¿Es tan difícil extrapolar esta forma de pensamiento a los perros?
Para
añadir más datos, hoy en día sabemos que las emociones están
relacionadas con expresiones corporales, o micro-expresiones, y el
conocerlas nos aporta una información muy valiosa. Muchos, sin haber
adquirido formación previa, sabrían ver que el niño que se le ha
enseñado a dejar de llorar a base de golpes, muestra una expresión que
no nos resulta agradable, una expresión de miedo, malestar y aquellos
que saben un poco más, detectan que el niño empieza a generar conductas
alternativas en muchos casos inadecuadas. Si además, se le hiciera un
análisis de su nivel de estrés, veríamos que al niño al que se le está
“educando” mediante dolor, padece distrés, y por tanto todas las
implicaciones negativas que ello conlleva.
Quizás
sea porque llevo demasiados años estudiando el lenguaje canino, sus
expresiones y micro-expresiones, ya que es necesario para mi trabajo de
conducta avanzada donde un cambio en el tamaño de la pupila de un perro,
es información muy valiosa que puede ser el indicador clave, lo que
hace que me sorprenda ver a tantos “profesionales” no son capaces de
detectar las expresiones de miedo, malestar o dolor en los perros.
Me
resulta sorprendente y ofensivo que personas se dediquen a colgar
videos donde inicialmente se ve a un perro mostrando una conducta
“agresiva” y a continuación una conducta “sumisa” donde la expresión del
perro “rehabilitado” no es más que la de un perro atemorizado. El
perro no ha aprendido a superar el “problema” ha aprendido a que si
expresa su malestar, será duramente tratado, golpeado hasta hundirse, lo
cual no ha eliminado su problema de conducta, lo ha cohibido frente a
estímulos como el dolor.
Me
resulta triste ver estos videos de perros “sometidos”, perros
“hundidos”, perros que no son perros, y que no se atreven a expresarse, y
algunos “profesionales” lo promuevan como perro “tranquilo” o
´”recuperado”.
Un
perro, debe poder expresarse libremente y no por ello comportarse mal,
ese es la verdadera esencia de la CORRECTA modificación de conducta.
Un perro debe aprender a Gestionar las situaciones, y no evitarlas por miedo a ser apaleado, colgado o electrocutado.
Sabemos
que los perros tienen emociones, sabemos que tienen consciencia,
sabemos que tienen capacidad de “leer” a los humanos de una forma
extraordinaria, sabemos que en muchos casos, tienen un alto interés en
agradar a sus propietarios, y sabemos también que muchas y muchas
familias del mundo entero los consideran un miembro más de la familia,
por lo tanto nuestras formas y métodos de trabajo en perros deberían
adaptarse a los nuevos conocimientos.
Formas de afrontar problemas de conducta
Hoy
en día existen varias formas de trabajo de modificación de conducta
principalmente, y como verá el lector, hay grandes diferencias tanto a
nivel ético como a nivel de resultados.
1º Por sometimiento o intimidación
Como
hemos explicado al principio del artículo consiste en asociar la mala
conducta a un estímulo de dolor. Se considera que el perro “aprende” a
no realizar la mala conducta a cambio de no recibir dolor. El perro lo
que aprende, básicamente, es a evitar que le hagan daño. Generar dolor
cuando el perro manifiesta una mala conducta y que el perro aprenda a
“contener” este dolor no mostrando la conducta “castigada” es una de las
técnicas más promovidas a través de conocidos programas/shows
televisivos (Grandes profesionales del show).
Esta
forma de trabajar la modificación de conducta anticuada y que no
tardará mucho tiempo en estar prohibida y castigada con multa, como
ocurre con los niños.
2º Evitando situaciones de conflicto
Otra
forma, cada vez más extendida sobre todo por gente inexperta o con poca
formación en este campo y que está malinterpretándose. Consiste en
evitar exponer al perro en situaciones conflictivas donde pueda
presentar el problema de conducta en cuestión. Esta forma conlleva
muchos riesgos, ya que la evitación no implica un aprendizaje ni una
mejora en la conducta. Si el perro no se expone a la situación
detonante, no mostrará el problema de conducta, y deberá haber una
extensa labor por parte del guía y del propietario para que esto sea
así. Sin embargo, el elevado riesgo de que ocurra algo inesperado y el
perro sea expuesto a la situación detonante es muy alto. Además, si esta
técnica se aplica con varias conductas, lo que ocurrirá es que el perro
no aprenderá a solucionar problemas, y algo que inicialmente parecía
muy beneficioso se torna un peligro ya que el perro será incapaz de
afrontar situaciones conflictivas, y en muchos casos, a la larga,
ocurrirán experiencias dramáticas.
3ª Ignorando la mala conducta
En
una línea de trabajo similar a la anterior, está el ignorar la conducta
inadecuada del perro como método. Una cosa es utilizar esta estrategia o
la anterior en un momento concreto dentro de un programa o terapia, y
otra muy diferente es que éste sea el único método para afrontar los
problemas de conducta, sobre todo si tratamos casos de agresividad
avanzados. Un sencillo ejemplo basado en un caso real: A una persona se
le dijo que ante la conducta agresiva de ataque de un perro, se girara,
le diera a espalda y bostezara. Ya que funcionaba muy bien fuera del
contexto detonante, por error se introdujo al perro en un contexto que
detonó la conducta agresiva y se realizó este ritual. El resultado fue
una persona con graves mordeduras. Esto, aunque parezca anecdótico,
ocurre más de lo que pensamos.
Por
lo tanto, pese a que esta técnica parece éticamente más correcta que la
primera, todas ella incurren en un mismo fallo, el perro NO aprende por
sí mismo a afrontar las situaciones conflictivas y por tanto no
aprenderá a gestionar la situación de forma adecuada.
La
segunda y la tercera técnica sería útiles en trabajos de modificación
de conducta sencillos, pero en casos avanzados puede llegar a ser
trágico, es por ello que hay que ser realistas, y hacer una correcta
valoración antes de poner en práctica una de estas técnicas sobre todo
en casos de conductas agresivas fuertes, con niveles de mordida
superiores al 3.
4º Gestión emocional y liderazgo amable
Esta
nueva forma de trabajo es cada día más necesaria, y es en la que se han
basado nuestros estudios en los últimos años. Esta metodología de
trabajo es la que explicamos a través de nuestro método AMC-LIDER (http://amclider.takoda.es/)
. Consiste en enseñar al perro a gestionar las situaciones conflictivas
de forma adecuada, siendo responsable y capaz de tomar decisiones por
sí mismo. Esta forma de trabajo requiere no solo modificar la conducta
externa del perro o el entorno, requiere que haya cambios internos en el
perro, cambios en su forma de entender y afrontar aquello que le
genera malestar y como resultado expresa a través su “mala conducta”.
En
Takoda queremos que los perros aprendan a buscar soluciones y que
piensen.Nos gusta que sean creativos porque ello les permite ser capaces
de superar aquellas situaciones que le disgusten de la mejor forma
posible.
Por
ejemplo, si a un perro no le gusta relacionarse con otros perros es
totalmente respetable…lo único que deberá aprender es a responder de
forma adecuada optando por no atacar o alterarse y evitar la relación
con otros perros. De ningún modo deberemos obligarle a relacionarse.
Conozco
muchos perros que con las modas de la socialización con todo a todas
horas del día presentan graves trastornos de conducta por una inundación
excesiva que ha provocado el efecto contrario al deseado por los
propietarios. Hemos pasado de no socializar a los perros a
hipersocializar, y es tan mala una cosa como la otra.
El
campo de la modificación de conducta, requiere entender al perro como
algo más que una mera máquina de refuerzos. Son seres vivos, con
emociones, que se relacionan con el entorno, y que aprenden a múltiples
niveles. Es necesario entender que la modificación de conducta, sobre
todo si hablamos de problemas graves, requiere tiempo, dedicación y
constancia. Sólo con paciencia y buenas formas obtenemos como resultado
un perro que no presenta una “mala conducta” y que además puede
expresarse de forma amable y respetuosa con su entorno.
Esta
nueva línea de trabajo cada día cobra más fuerza, y es en la que
hemos estado trabajando y desarrollado a lo largo de nuestros años de
trabajo con perros en TAKODA. Una metodología basada en cómo los perros
se desenvuelven en la vida real, como los buenos perros líderes actúan,
como se auto-gestionan y cómo afrontan y solucionan los diferentes
conflictos de la forma más amable posible. Nosotros llamamos a este tipo
de liderazgo, liderazgo natural, pero debido a ciertas connotaciones
que ha sufrido esta expresión, se podría hablar de “Liderazgo amable”.
Con
respecto a este “liderazgo, si bien es cierto que muchos perros no
saben gestionar bien las situaciones y recurren a la violencia para
solucionar sus conflictos, también existen otros que son grandes
pacificadores, grandes negociadores y solucionadores de conflictos.
Estos perros saben establecer vías de diálogo y colaboración con sus
congéneres o incluso con nosotros los humanos. Este tipo de perros sabe
afrontar los problemas con gran efectividad, con un mínimo riesgo, y a
su vez consiguiendo como resultando un vinculo con el resto de sus
compañeros indescriptible y admirable. Es este tipo de liderazgo el que
debemos emular, el que debemos saber trasmitir y aplicar, y es de esta
forma como conseguiremos perros estables emocionalmente, y bien guiados,
pueden llegar a convertirse en excelentes perros rehabilitadores que
ayudarán a otros a mejorar su conducta.
Conclusiones
Por
lo tanto, y como resumen, el campo de la Modificación de conducta es
complejo y requiere algo más que un curso de educación canina para
entender la mente de los perros y el cómo rehabilitar perros que
presenten trastornos de comportamiento.
Mostrar
el trabajo de conducta a través de un vídeo puede resultar
tremendamente difícil ya que no sólo puede dar lugar a malas
interpretaciones, sino que es muy complicado filmar toda la evolución de
un caso de conducta complejo, que en la mayoría de los casos requiere
de muchísimas horas de trabajo, una extensa terapia que empieza desde el
inicio del día hasta la noche, pues la conducta se modifica paso a
paso, con trabajo, paciencia y esfuerzo, a cualquier hora del día,
puesto que no existe un modo ON/OFF de “Mala conducta” en los
perros,son seres vivos no máquinas.
Mucha
gente cree erróneamente que los señores que salen en los shows
televisivos realmente rehabilitan a los perros en los 30 o 40 minutos
que dura el programa...Realmente se creen que la “caja tonta” dice la
verdad y no entienden que estos programas son un mero entretenimiento
que pretende ofrecer un espectáculo con resultados “milagrosos”.
Realmente hay que ser ingenuo para creer que la rehabilitación de un
perro se hace siguiendo estos métodos de presión, sometimiento, etc
aunque está claro que si siguen emitiéndolos es porque aún quedan muchos
ingenuos por rehabilitar.
Ojalá
llegue el día en que podamos trasmitir nuestras peticiones, ideas,
sugerencias o indicaciones a los perros sin necesidad de herramientas, y
seamos capaces de hacer lo hacen los buenos perros lideres, conseguir
cambios positivos en otro perro con tan solo un gesto, una mirada. Por
el momento nos dedicaremos a seguir aprendiendo de estos grandes
maestros, los perros, que sin duda son los que mejor saben cómo ayudar a
rehabilitar a sus congéneres.
Marcos J. Ibáñez
Dir. Takoda Adiestramiento Natural
Artículo original: Artículo Inhibir vs Modificar Conducta
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